Me
incitas cuando desenredas
el
aire ondulado que sopla del norte.
Me
intimidas si desnudas la mirada
de
la prolongación de mis cuencas parisinas.
Me
encanta que me calles
erosionando
mi huerta de regadío.
Me
enamoras cuando le susurras a Amiens
y bajas
lentamente por Compiègne haciendo cosquillas.
Me
enloqueces si atraviesas la vasta llanura
de
Aisne, pasando por verdes valles
hasta
llegar a Septmonts: relieve ligeramente abombado.
Me
seduce que sigas descendiendo
y
cruzando la frontera entre Laon y Abbaye de Vauclair.
Me
encandilas cuando haces un pequeño inciso
en el acantilado que conduce a Soissons.
Me
fascinas si aterrizas en la bahía
que se abre a la planicie marítima,
dando lugar a cursos fluviales de clima templado.
Me divierte que avances hacia el sur
y dejes atrás las precipitaciones y los pantanales.
Me apasiona cuando acaricias la tierra fértil
que se extiende hasta el sur del sur inexplorado.