Te me escapas, verano.
Me encontraste sollozando
y me dejaste sin canción.
Supongo que la marea me arrastró demasiado,
o eso me confesó Poseidón.
Han sido numerosas las odiseas
y las ilíadas.
Basta, no más guerras bárbaras
ni dioses venerados.
Que las heridas se las lleve la sal
y que el viento sea el aliado.
Devuélveme la rima, Homero,
que esto no es Delfos.
Tampoco un juego.
Sálvame de las garras de Hades
y dime que aún existe el cielo.
Hagamos de la vida un simposio
en el que reine la libertad.
Que afroditas, ateneas y geas brindan
hoy por la igualdad.
Desgarraste mi talón, mas no conseguirás
arrebatarme el alma, tampoco el corazón.