Me despierto con ocho libertades
de encuentros, luz tenue y copa.
Y en la manga, cuatro ases y amistades
de corazón avivado y escalera rota.
Soy de números dispares,
pero te confieso que ya no me importa,
que me envuelves, Madrid, con tus mil parajes
de calvarios con talento y nota.
Una fídula afinada de micro abierto
me contagia ritmo y me roba las horas
para escribir un noséqué, que espero, sea un acierto.
Y me perdí en los besos de tus rimas sonoras,
por tus mil rincones de chulería y noches de concierto,
y volví a encontrarte sin buscarte y sin demoras.