…al cielo pasando
por un horizonte sin complejos
ni arrepentimientos. Y es que
me devolviste la risa, las
ganas, la pasión, la fuerza y
un largo etcétera. Si lloro,
es de alegría; si amanezco
sonriendo, es porque me das
vida. Sí, Madrid, me matas
y contigo quiero morir a carcajadas,
besándote por las esquinas
hasta desgastar las comisuras
de cualquier bar. Te pido que
no me sueltes la mano, que me
erices la piel un martes y que me
susurres un sábado. Y no me importan
tus trenes a deshoras o tus prisas.
Contigo, todo: tu mejor exposición,
tu mejor café, tu mejor terraza, tu
mejor verso asimétrico, tu mejor
concierto y hasta tu mejor mentira.
Y es que, sin querer, contigo paso
página de una historia que aún
está por escribir.
*Imagen: Borja Guijarro
*Gracias, una vez más, a mi ciudad por ser fuente de inspiración y por ser una cura para las heridas. Y gracias, caminante, porque tus pasos avivan la poesía.