No cambio tu boca por mil noches
estrelladas ni por el Olimpo más sagrado.
Tampoco por un viaje de ensueño
o por saber qué fue de mis antepasados.
No cambio tus ojos por islas
desiertas ni por un ático en el mejor de los barrios.
Tampoco por infinitos manantiales
o por hallar montes consagrados.
No cambio tu piel por una lámpara
mágica ni por palacios de ningún marajá.
Tampoco por aviones privados
o por ser pájaro para echar a volar.
No cambio tu pecho por vestidos de gala
ni por diamantes en anillos.
Tampoco por vistas al mar
o por cenas de mirada cómplice, vela y vino.
*Imagen: Escher
No hay comentarios:
Publicar un comentario