A mí me gusta que me traten como dama,
no me gusta ser pobre diabla
ni que me den con el látigo,
y no te debo nada y lo sabes.
A mí me gusta que me digan poesía,
que somos mujeres y no yales,
y si me pego, ni ‘rakatá’
ni me des más gasolina.
Y puede que me vieras
bailando con mis amigas por ahí,
pero no soy tu mamita linda
y lo que pasó, pasó.
Y puede que la noche esté
para un reggaeton lento,
pero si me faltas el respeto,
no culpes al alcohol.
Pero, yo, traicionera y mala mujer,
me paré el taxi solita sin llamados
de emergencia, y no me sigas,
que lo que tú sientes se llama obsesión.
*Inspirado en la poesía feminista de Alejandra Martínez, recientemente premiada en un Poetry Slam madrileño.
*Imagen: Sveta Dorosheva
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