jueves, 8 de mayo de 2014

El mejor disfraz


 

La estación de Farhampton se inunda

de nostalgia con la llegada de la primavera,

pero recoge sonrisas y las siembra
en los campos de amapolas.

Amapolas que tiñen de carmín
los labios de la mujer de aquel paraguas
que un día se perdió a medianoche
en mitad de la nada.

Nada sabe a miel
si disfrazas las palabras más agrias
y las traduces en mi piel
en forma de besos transeúntes.

Transeúntes que cruzan miradas
disfrazadas de historias salpimentadas
en los trasbordos inhóspitos
de aquella ciudad.

Ciudad acompasada que baila
de sol a sol con las suelas desgastadas
y sin billete hasta que llegue el tren
en la estación de Farhampton. 



*Dedicado a aquellos viajeros que siguen en busca del paraguas amarillo.