domingo, 26 de marzo de 2017

Progreso reculado









Destruimos la naturaleza a nuestro paso
y ni cuenta nos damos.
Queremos salvar el mundo y dar conferencias
en botas de serpiente y abrigo de zorro estampado.

Ya ni a las gallinas respetamos, 
pues buscamos huevos de oro,
y las inflamos de avaricia y las freímos
hasta que se rompe el saco. 

¿Aún queda lana? No importa, 
la esquilamos y, de paso, 
echamos el cordero a la olla,
que ya toca.

Lo mejor es cazar por placer.
¿No lo ves? Y disparos por doquier,
que necesito marfil y el cliente
empieza a ponerse nervioso.

Invertimos en mares negros 
y no en educación. ¿A quién le importa 
un pez más que menos?
Calla y sirve, que no te pago por dar tu opinión.

¿Y el oso disecado? Pues como la alfombra
de tu salón. Valiente insensato, que apenas 
quedan espacios verdes, que solo crecen 
los edificios, la polución y tu ego oxidado. 

Baila, revienta, maltrata, mata, crea, destruye,
sube a la cima del éxito, ríe, enciende un cigarrillo…
Enhorabuena, ¿eso buscabas?
Ya ni queda amor ni queda nada. 



*Escrito para mis alumnos